domingo, 1 de marzo de 2015

Vuelve

Echo de menos abrazarte por la espalda.
Te echo de menos.
Pensé que debías saberlo. Pensé que debías saber que echo de menos tus manías, por ejemplo esa que tenías de cerrar el armario cada vez que nos íbamos a dormir. Pensabas que de ahí dentro podía salir cualquier bestia inimaginable, arrancarnos las sábanas y comernos con patatas fritas. De ahí nunca salió ningún monstruo, pero tú te tapabas hasta arriba y yo te miraba soñador, porque me encantaba sentirte a mi lado.
Echo de menos que te pusieras mis jerseys aunque te vinieran tres tallas grandes, y que luego te tiraras junto a mí en el sofá y me dieras calor, poner una película de fondo y que ésta nos diera igual, porque entonces empezábamos a besarnos y reírnos con nuestros juegos. Acabábamos los dos, uno sobre el otro, escuchando el respirar del otro, hablando en voz baja, como si alguien nos pudiese escuchar. Lo hacíamos así porque, a susurros, las notas son más sinceras y el eco aún más cierto, lo hacíamos así porque nos entendíamos casi con mirarnos.

O que te pusieras a cantar, también lo echo de menos. Que pusieses una canción en el equipo de música, cogieses el mando de la tele a modo de micrófono, y acompañases la canción con la peor de tus voces y el más arrítmico de los bailes. Luego, cuando de verdad te ponías sería, o nostálgica, te oía cantar a susurros, con timidez, y deseaba con todas mis fuerzas escucharte alto o, por lo menos, que me susurrases al oído.
Pensé que debías saberlo.
Que echo de menos verte sonreír.
Que echo de menos abrazarte por la espalda.

Que echo de menos decirte todo cuanto sueño.
Rozarte.
Besarte.
Follarte.
Y ya no sé si quieres, o puedes.
Si te sigo haciendo falta, como era antes.

O si ya no soy nada.
Porque estás ausente y te noto tan lejos que apenas alcanzo a verte, aún estando a dos centímetros de mí, aún notando tu respirar, aún queriéndote igual que lo he hecho siempre. Porque con el paso del tiempo fuiste dejando de ser tú para convertirte en otra persona. Y no te reconozco, y ya no eres tú, y ya ni siquiera soy yo.
Te echo de menos.
Pensé que debías saberlo.
Vuelve.

No hay comentarios:

Publicar un comentario